viernes, 20 de junio de 2008

El inquilino duendoideo

No se cómo llegó ni por cuanto tiempo se quedará, ni siquiera sé por qué escogió MI casa para vivir. No es un buen lugar para crecer duendes, es aburrida, falta de color.

Un duende habita en mi casa. Y por cierto, no es él, sino ella.

No tengo mucha experiencia con duendes, de hecho, antes de que ella llegara a mi casa, no tenía ninguna. Aprovecho este medio para compartir lo que sé al respecto:

Los duendes le temen a la oscuridad, eso es un hecho bien conocido (de las pocas cosas que sabía sobre ellos). En ella se econden seres malignos capaces de desaparecerlos de la faz de la tierra en cuestión de segundos; por fortuna, los duendes saben que la mejor forma de combatirlos es con luz (una lamparita funciona bien) y un aliado peludo, aunque si puedes conseguir una vívora de madera, mucho mejor. No hay nada superior a eso para envenenar a lo que sea que habite en las tinieblas.

Los duendes adoran comer. Muy seguido la podemos ver escondida bajo la mesa comiendo pan, acompañada de su fiel triceratops. Le encanta comer mangos, manzanas y vegetales verdes con aderezo ranch, los cuales frecuentemente roba de mi refrigerador. ¡Que coma dulces como todos los duendes normales!

Como dije, mi casa es aburrida, no hay mucho que hacer y ni siquiera tenemos permitido tener mascotas, otra necesidad duendoidea. Eso no fue restricción alguna para ella, que por si misma consiguió no una ni dos mascotas: es dueña de una familia de asquerosas lombrices de tierra que viven en una caja de cartón en mi jardín, se alimentan de hojas y son lidereadas por "Larga", la cual sospecho, es mas cercana a ser una serpiente que una lombriz.

Su nuevo pasatiempo es la cocina gourmet. Quiere ser un chef cuando crezca, para poder cocinar macarroni & cheese como los grandes que salen en la tele. Observa, aprende, observa y aprende. Me pide que cocine como ellos. ¡Yo ni siquiera se cocinar! Se frustra, y mientras crece lo suficiente como para alcanzar la estufa y el horno, ocupa sus tardes en practicar con una cocina de plástico y lodo, ramas, pasto, hojas e insectos como materia prima. Ha creado platillos con apariencia tan deliciosa que si no supiera de qué están hechos me los comería.

Vivir con un duende no es sencillo. Son salvajes, dificiles de controlar, y en cuanto miden un poco más de un metro, se creen autónomos. Además huelen como duendes y son alérgicos al agua, aunque ocasionalmente te permiten sumergirlos en la tina, siempre y cuando esté llena de burbujas.

6 comentarios:

Den A. dijo...

¿uh? Jaja me gusto mucho esto, pero no tengo idea de que hablas. ¿A qué huele un duende?

Karma girl (A.K.A the black sheep) dijo...

MMM es difícil describir, varía mucho. Depende de varias cosas pero podría resumirlas: en que está pensando el duende, qué comió, qué está haciendo (y que hizo) y cuánto tiempo lleve sin tocar el agua (y el jabón).
Hoy olía a tierra con fresas, agua de alberca y lápices de colores. (Fue un buen día)

Den A. dijo...

Deja las drogas...

danielis dijo...

bah, tu duende tiene 5 años y responde al nombre de conejo?

Si es así seguramente también huele agrio en el cuello y quiere ser jardinera dueña de perritos...
si no es esa... yo conocí una en un viaje fantasmagórico por los estados unidos... podría haberla traído conmigo?

Den A. dijo...

Ay :( ya entendí. Pero tenía más magia antes

danielis dijo...

si serás bruto perro...