miércoles, 24 de diciembre de 2008

Maldito Santa Claus

De nuevo Navidad. Y de nuevo a hacerle de Santa. No puedo negarlo, ha sido divertido pero también estresante. No se si es sólo a mí pero el mes de Diciembre se me va como agua. Nomás comienza y de repente ya estamos a 23 y yo sin regalos, sin lana y sin ganas de irme a meter a las tiendas llenas de gente loca.

Suspiro. No es algo que tenga opción, lo tengo que hacer. Suspiro. Me lanzo, como cada año, de último minuto a hacer mis compras. Sola, por supuesto, ya que es más sencillo moverte entre la multitud si no llevas duendes pequeños y grinches que ven el reloj a cada rato.

Este año, sin embargo, fue más difícil que otros. La carta de Santa decía simplemente: "Un gato de juguete" pero por supuesto, tenía un oscuro significado oculto. Las especificaciones fueron verbales, ya que me tuve que poner discretamente a averiguar un poco más debido a lo inespecífico de la carta. Y mis sospechas no eran infundadas: Tenía que ser un gato papá (o sea, de tamaño ligeramente mayor que el resto de los gatos que habitan en la casa, y con cara de papá), de color café o ya de perdis negro y que pareciera real (nada de gatos humanoides).

Busqué online, nada. Otras 3 tiendas y nada. Me desesperé y terminé comprando una pantera. Cumplía todos los requerimientos excepto que no era un gato. Espero, con poca fe, que no lo note.

Afortunadamente, estando en la juguetería, pude observar a otros compradores que se veían aún más frustrados que yo. Los veías, ahí de pie, frente a un estante, angustiados, con un juguete en una mano y otro casi idéntico pero con diferencias sutiles perceptibles sólo ante los ojos de un niño en la otra, y que por supuesto pueden hacer la diferencia entre una feliz navidad y la destrucción masiva de tu casa. Se podía ver en sus rostros que ellos lo sabían.

Al observar esa escena repetirse ante mis ojos varias veces y en varias tiendas, respiré. Al menos no seré yo la única que tenga que comprar muebles nuevos el año que entra.

1 comentario:

Den A. dijo...

Por cierto, en la cena del 24 tu mamá empezó a contar sobre este post y luego ya no supo que decir cuando los pobres niños la veían con cara de: MALDIJO A SANNNNNTA?!