Te digo que el karma me persigue, aunque últimamente he pensado que no solo a mi, sino al infortunado que vive conmigo también.
Hace un par de días nos robaron la bici de enfrente de la casa. Ibamos llegando y ví a un fulanito salir de nuestra calle en bici, me llamó la atención porque no era uno de los vecinos. De volada noté que la bici no estaba y relacioné al hombrecillo con el robo de la bicicleta. Dimos la vuelta en U y comenzó la "persecución" que en realidad no fue ninguna porque a pesar de que nosotros andábamos en carro y el tipo en bici, jamás lo encontramos, desapareció de la faz de la tierra en cuestión de segundos.
Volvimos todos agüitados a la casa. era la segunda bici que nos roban en menos de 3 meses. Y lo peor es que ésta vez creímos que nos íbamos a salvar porque la susodicha era usada, sacada de la basura, de buena marca, asegún, pero de que se le notaba lo ajetreada que estaba, se le notaba. Aun así algún malandro que pasó por aquí se le antojó y se la llevó. Ah! y no he mencionado que el año pasado nos robaron la camioneta de frente a la casa y también por esas fechas el plato con el que alimentaba a los gatos callejeros. ¡Estaba re bonito!
La tristeza invadía mi hogar cuando apareció el poli de la colonia. ¡Ya pa' qué! Por no dejar, de todos modos hicimos el reporte (si Sr. Poli, una bici viejita toda jodida). Unos minutos después, algunas quejas con los vecinos que vieron el ajetreo etc. volvió el Sr. Poli, ¡quesque encontraron la bici!
¡Qué felicidad! El karma jugó con nuestras mentes 2 veces en un mismo día. Al poco rato, 3 patrullas escoltaban la susodicha bicicleta de vuelta a casa, no fuera a ser que se perdiera de nuevo.
martes, 8 de julio de 2008
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1 comentario:
No chilles, tuviste tu bicicleta de regreso sana y salva, y vieja también.
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